Julio Galán

Múzquiz, México, 1958 – Zacatecas, México, 2006

Laberinto Azul, 1983

Óleo sobre lino
123.5 X 149 cm

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Laberinto Azul

Las pinturas de Julio Galán son oníricas, crípticas y autorreferenciales. Pintaba sobre todo al óleo, incorporando elementos provenientes de contextos sumamente distintos: iconografía rusa (presente en sus primeras piezas), cultura popular mexicana, símbolos religiosos, atmósferas kitsch, así como otros ingredientes que se repiten una y otra vez, como los osos, los cuchillos y las momias que hacen referencia a los sueños infantiles del artista. Todos estos componentes crean un universo indescifrable que en diversas ocasiones se ha querido comprender desde disciplinas como el psicoanálisis; sin embargo, no hay respuestas concretas, únicamente interpretaciones.

El artista entendía sus pinturas como un reflejo de sí mismo y en ellas representa repetitivamente elementos ligados a su historia personal. Los osos, por ejemplo, tienen que ver con su infancia: Galán pasó la mayor parte de su niñez en el rancho de su abuelo en Múzquiz, Coahuila, donde está una de las mayores reservas de estos mamíferos. En Laberinto azul los pinta corriendo, lo cual muestra, a su vez, otro de los recursos empleados con frecuencia por el pintor: los personajes en movimiento, andando rápidamente. Asimismo, en esta obra aparecen otros elementos de su mundo creativo, como los laberintos, las escaleras que no conducen a ningún lado y el encadenamiento corporal, los cuales han sido interpretados como metáforas de universos en los que no existe salida.

Cada uno de los componentes está ahí por alguna razón, aportando un significado que parece oculto, como aquello que vive dentro del inconsciente. Piezas como Laberinto azul son, como menciona su autor, un autorretrato con cargas emocionales y existenciales.