Santiago Sierra

Madrid, España, 1966
. Vive y trabaja en Madrid, España

De la serie: Pinturas Realizadas por un Arroja fuegos 7, 2003

Hollín y barniz sobre tela
220 x 170 cm

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De la serie: Pinturas Realizadas por un Arroja fuegos 7

Santiago Sierra contrata la mano de obra de trabajadores externos (muchos de ellos en situaciones económicas precarias) como mecanismo para exponer y, al mismo tiempo, criticar los procesos que convierten al asalariado en un producto dentro del intercambio mercantil capitalista.

Como parte de la práctica en la que el arte es un recurso de experimentación social y haciendo énfasis en el trabajo como piedra angular de cualquier organización, Sierra emplea a un traga-fuegos, comunes en los cruceros y esquinas de la Ciudad de México, para lanzar fuego por la boca sobre una serie de 17 lienzos. Con este acto, el artista liga la mano de obra asociada a un pago que se le da a un asalariado u obrero en un contexto económico determinado, con la mano de obra intelectual necesaria para concebir la pieza. 

Una práctica común actual en la que el artista no necesariamente elabora la obra con sus manos es tomada como punto de referencia. En ella se entiende al traga-fuegos como recurso mediante el intercambio de su tiempo y cuerpo por una remuneración monetaria, lo cual vuelve problemática la obra en cuestión. Más allá de la crítica estética o artística, el intercambio laboral se denota negativo, pues la acción mantiene la explotación laboral y no produce ningún cambio en el contexto del trabajador.