Lucio Fontana

Rosario, Argentina, 1899 – Varese, Italia, 1968

Concetto spaziale, Attese, 1967

Óleo sobre lienzo
61 X 50.5 cm

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Concetto spaziale, Attese

El retorno de Lucio Fontana a Italia desde Buenos Aires en 1947 marcó en su obra el comienzo de un movimiento hacia la abstracción, dando la espalda a la larga tradición pictórica basada en el ilusionismo figurativo. El artista pretendía un nuevo espíritu para el arte basado en la transformación de la materia y la dimensión del espacio infinito, principios que desarrolló en su teoría del Espacialismo, publicada a partir del Manifiesto Blanco de 1946. La idea del infinito en Fontana supuso traspasar el plano bidimensional de la pintura para abolir el espacio ilusorio y sustituirlo por el espacio real. La perforación del lienzo, primero, y su corte, después, cristalizó esta superación de la pintura tradicional, instaurando otra dimensión estética, plástica y de percepción.

Atravesar la tela con agujeros (buchi) y tajos (tagli) representó un acto tan conciso como radical: una operación aparentemente simple puso en jaque la idea del cuadro como una superficie de representación de lo real, esa concepción de la “ventana al mundo” heredada del Renacimiento. Este hecho desafió toda la historia occidental de la pintura de caballete y condujo a Fontana a la comprensión de que la pintura ya no trata de una ilusión contenida dentro de los límites de un bastidor, sino de una compleja combinación de forma, color, espacio, gesto y luz. El énfasis del artista en la materialidad de la pintura le llevó a utilizar siempre superficies monocromas para sus obras, a las que dio el título genérico de Concetto spaziale.

Concetto spaziale, Attese, un ejemplo típico de la serie tagli, revela la exquisita combinación de elegancia y contundencia radical que caracterizó la obra plástica del autor ítalo-argentino. En esta pieza, Fontana perforó la superficie de la tela con cuatro tajos longitudinales aunque no rígidamente paralelos, que crean un ritmo pausado que evoca tanto una secuencia de tipo musical como los movimientos propios del artista en el momento de la ejecución de su obra. La pintura monocroma y uniforme acentúa la intensidad visual de las grietas oscuras que resultan de la incisión en el lienzo, generando un contraste entre las bandas negras y el verde vibrante de la superficie.