Llegando al muelle

Originario de Pátzcuaro, Michoacán, Alfredo Zalce se trasladó a la edad de 18 años a la Ciudad de México para estudiar en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Durante su formación tuvo como tutores a Germán Gedovius y a Diego Rivera. Con este último construyó una relación muy cercana y a través de él conoció a José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo y Rufino Tamayo.

A inicios de los años 30 se le encomendó crear la Escuela de Pintura de Taxco, y para finales de esa década se unió al Taller de Gráfica Popular fundado por Leopoldo Méndez, Pablo O´Higgins y Luis Arenal. Uno de los aspectos que sobresalen en su carrera es el interés por la formación de nuevas voces. Fundó diferentes escuelas de arte y organizaciones que hasta hace muy poco funcionaban y tenían relevancia.

Artista verdaderamente versátil, abordó diferentes técnicas pictóricas, como óleo, acrílico, batik, tinta y acuarela, además de producir piezas de grabado, serigrafía, gráfica, litografía y cerámica. Como muralista realizó múltiples obras, principalmente en la Ciudad de México y en Michoacán.

Llegando al muelle corresponde a la temática y resolución que caracterizaron su obra: un paisaje rural en el que se desenvuelve una atmósfera cotidiana de alguna población pequeña. La pieza muestra a un grupo de mujeres, niños y hombres sobre una barca a punto de llegar al muelle donde les esperan otros habitantes del pueblo. Este tipo de ambientes apacibles estaban regularmente inspirados en escenas que el artista conoció en su tierra natal. En la obra destaca la sensible línea de Zalce, con la que da forma e identidad a cada uno de los personajes, además de un manejo armónico del color.

Algo que se distingue en esta pintura es una sensibilidad casi fotográfica al desarrollar la escena. Esto seguramente es una consecuencia de que Zalce se había familiarizado con el formato fotográfico desde muy pequeño, debido a que sus padres ejercieron profesionalmente como artistas de la lente.