Frutas en la ventana

Manuel González Serrano comenzó su carrera pintando de manera autodidacta. Tiempo después se mudó a la Ciudad de México, donde fue alumno ocasional de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” y de la Academia de San Carlos, sin estar formalmente inscrito.

Los escasos informes documentales que existen sobre su vida y obra tienen que ver con su muerte prematura y con que hizo de su pintura una actividad solitaria. Su producción revela conocimientos sobre arte europeo y una fuerte influencia de Giorgio de Chirico.

González Serrano sufría de trastornos mentales, razón por la cual permanecía encerrado en su habitación largos periodos de tiempo. Por ello se concentró en representar su propio mundo, pintando los escenarios de su pueblo natal y de su imaginario.

En sus naturalezas muertas, como Frutas en la ventana, las frutas aparecen enclaustradas dentro de una especie de alacena o casa, despojadas de ornato alguno que sugiera comodidad doméstica y siempre en colores pardos que evocan un ambiente sombrío y melancólico.