Julio Castellanos

Ciudad de México, México, 1905 – 1947

Dibujo preparatorio de El diablo manteado, ca.1933

Lápiz sobre papel
35 X 59 cm

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Dibujo preparatorio de El diablo manteado

El camino de Julio Castellanos se cruzó con el de pintores y movimientos que marcaron el rumbo de las artes visuales en México. En 1918 comenzó sus estudios en la Academia de San Carlos y más tarde los continuaría bajo la tutela de maestros como Saturnino Herrán y Leandro Izaguirre. También estuvo ligado al grupo de Los Contemporáneos y Los Estridentistas y participó en las Escuelas de Pintura al Aire Libre; aunque probablemente la influencia más grande dentro de su vocabulario fue la de Manuel Rodríguez Lozano, con quien incluso se le ligó sentimentalmente. Castellanos pintó óleos y murales al fresco, realizó litografías y dibujos e incursionó en el diseño de escenografías para teatro.

El diablo manteado, es un fresco que Castellanos realizó en la Escuela Melchor Ocampo, una de las treinta y tres escuelas públicas proyectadas por Juan O’Gorman hechas a través de procesos constructivos que buscaban la estandarización, la rapidez y el bajo costo. Esta escuela se construyó en 1933 y el mural fue hecho tan solo un año después. Ya en el dibujo preparatorio es posible ver los rasgos distintivos de la obra final en la que unos niños lanzan al aire a un cura que se desdobla en demonio. La obra tiene un carácter que desconcierta pues, a pesar de que estamos ante un juego, ante “la burla hacia aquello que representa el mal”, los niños permanecen inmutables, estoicos.